miércoles, 27 de octubre de 2010

Síntomas de libertad...


Imagen: Giss Almeida©. 

Me encuentro tan a gusto conmigo misma, siento una plenitud que por mucho que intentara describirla no podría, pues es más fuerte que yo y siento que, vino para quedarse, lo he comprobado en varias ocasiones, tan sólo me faltaba por comprobar un pequeño detalle"¡Oh Dios mio!" Me dije con miedo de volver a caer, pero lo necesitaba, necesitaba demostrarme a mí misma que soy más fuerte que cualquier indicio de sentimientos. Llevaba ya varios días sin saber nada de él desde aquella última vez en el taxi, en pleno corazón de Madrid,  rodeada de gente que parecía oler mi alegría, mi paz interior, mis ganas de vivir, sentía como si todo el mundo me sonriera, todo era perfecto... y por un momento sentí miedo de estropear mi cuento de hadas imaginario con su presencia, que con una mirada rompiera mi coraza y me hiciera sentir desnuda otra vez...

Cogí aire y llamé..."Iré a verte donde estés, espérame" me dijo con voz un tanto confusa. Ya no había vuelta atrás, estaba de camino,  mientras tanto yo, no paraba de recibir invitaciones para un baile, un número de teléfono... Parecía que todos estaban dispuestos a demostrarle que soy feliz sin él y que más de uno desearía ocupar el lugar que un día ocupó él en mi corazón, o en mi cabeza... Un abrazo apretado, fuerte y cálido, "Ven, te prensento a mis amigos" ante las miradas de unos ojos penetrantes y espectantes por saber qué había entre ese chico bohemio y yo, por fin le miré a los ojos. Eran los mismos ojos que me impactaron un día, la misma mirada confiante y seductora y de repente, mientras me hablaba con las mismas ganas, con los mismos gestos, como si nada hubiera pasado me di cuenta que, sus ojos siempre fueron los mismos porque siempre sintió lo mismo, afecto,  fueron los mios los que me hicieron desviarme de la percepción que él tuvo desde el principio, su amiga especial. Me había quitado la venda de los ojos, ahora podía mirarle a los ojos sin ansiar sus labios. Me sentía libre, respiré hondo y le sonreí. De esta vez la seguridad le abandonó y se apoderó de todo mi ser por completo. Ya está, comprobado... me he liberado, mi mente y razón han ganado...